Me gusta

No vivo para que me recuerden. Vivo para tener recuerdos. Es más, no quiero que me tengan en mentes infectadas y resentidas que se conforman con una coca cola. Desconfío de ellos y sus ideas gangosas buenitas. Son la representación plástica del conformismo en el mundo de los sueños.

Lo innegable es que prefiero vivir con mis gustos, respeto los excesos y a quienes se exceden. La palabra ajena me señala y me acusa porque perdió juventud y ahínco. Yo no los señalo, pero me burlo en mis adentros.

Quiero vivir con el placer en mis sentidos. Mi lengua se enfría con la cerveza, mis ojos miran la sugerencia de la botella, mis oídos viven con el corcho del vino. Mi nariz se descongela con el anís del aguardiente, mis dedos (viven sienten) con la sal para el tequila.

Me gusta cuando el dolor toma conmigo y se alegra. Me gusta cuando los recuerdos más rancios de mi cabeza desaparecen milagrosamente por una noche. Me gusta cuando la música habla por mí y yo le respondo llenando copas. Me gusta cuando borracho te miro, porque borracho soy feliz y feliz te veo, blanquita de lunares intrusos.

Me gusta toparme el frío de la media noche y mirarlo con desdén porque respeto más al hielo de la madrugada, que además es noble. Me gusta cuando me hablas porque solo tú aceleras mi corazón, que lo digan los años.

Jacobo Jurado